Las personas felices tienen algo: viven y dejan vivir. Es como si supiesen que la vida es una sola, que nuestro tiempo es limitado y que, por tanto, debemos aprovecharlo al cien por ciento en disfrutarlo.

Ahora bien, felicidad no quiere decir que uno anda alegre todo el día. Felicidad no es un resultado, felicidad es un ESTADO. La persona feliz puede experimentar un episodio triste, puede sentir dolor, cansancio y desanimo. La única diferencia es que a pesar de eso, no deja que eso le domine. La persona feliz muestra una actitud de fuerza y entusiasmo ante la vida.

La persona feliz dice: “voy a seguir adelante, a pesar de mis problemas.”

La persona feliz dice: “A pesar de la tristeza, voy a continuar…”

La persona feliz dice: “Esto es mi responsabilidad, me hago fuerte y continuo…”

La persona feliz dice: “me duele en el alma haber perdido a mis padres, pero es por ellos que tengo que ser fuerte y continuar…”

La persona feliz quiere que todos sean felices y sabe que la felicidad empieza por una decisión y que esa decisión solo puede ser tomada en LIBERTAD. Es muy sencillo: donde no hay libertad, no hay felicidad. Por eso las personas felices respetan al ser humano. Pueden estar en desacuerdo, pero no pierden tiempo peleando o discutiendo para ver quién tiene la razón. La persona feliz es y deja ser. Su lema es: “mientras no hagas daño, vive y disfruta.”

Así que esto hacen las personas felices:

Respetan las decisiones de otros: Las personas felices son tolerantes. Pueden no estar de acuerdo con tu estilo de vida, pero entienden que no son jueces. Las personas felices no te juzgan por tu vestimenta, por tu credo, por tu orientación, por tus errores…  ellos no te critican.

Quieren que a todos les vaya bien: Felicidad significa fertilidad. Así como un cuerpo alcalino no admite enfermedades, del mismo modo una mente feliz no admite sentimientos dañinos. Donde hay felicidad solo fecunda el bien. No hay espacio para la envidia. No sienten alegría con la derrota ajena. Si pueden ayudar, ayudan.

Están concentrados en disfrutar, no en ser el número uno: No miran a los costados para ver quién va ganando, las personas felices miran su interior: si quieren y sienten que puedan dar más, dan más. Ellos están centrados en ellos, no en la opinión ajena. No en la medalla, no en el aplauso, no en la foto…sino en ellos. Satisfacen su espíritu, no la exigencia externa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *