Conoce la historia detrás de una de las marcas de cigarros mexicanos más antiguas y queridas del país: los cigarros faros. 

La historia comienza en Irapuato 

El origen de los famosos y tradicionales cigarros Faros se remonta al año de 1918 con la fundación de la Cigarrera del Centro también conocida como Tabacalera Nacional en Irapuato, Guanajuato. Dirigida y creada por Emetrio Padilla, la fabrica producía diversas marcas de cigarros como: Monarcas, Casinos, Carmencitas y Argentinos. Hay algunos registros que mencionan su origen en 1910, a inicios de la Revolución mexicana. 

La popularidad de los Faros se debió a su bajo precio, convirtiéndose en los cigarros predilectos de las clases humildes del país. Se dice que en un inicio el tabaco era envuelto y fumado en hojas secas de maíz. 

Cigarrera “El Aguila” 

Durante el gobierno de Alvaro Obregón (1920-1924) México abrió sus puertas a la llegada de múltiples empresas transnacionales, una de ellas fue la British American Tobacco Company, compañía de orígenes ingleses y norteamericanos. 

En 1923 esta transnacional absorbió diferentes negocios locales y comenzó inaugurar fabricas en Guanajuato, Monterrey y la Ciudad de México. Fue entonces que la Cigarrera del Centro  paso a ser propiedad de la British American Tobacco Company. Sin embargo, la marca Faros no desapareció, sino que paso a ser propiedad de la Cigarrera El Aguila. 

¡Ya chupó faros! 

Es imposible olvidar esta frase coloquial mexicana que tiene su origen justamente en los famosos cigarros Faros. Durante la época de la revolución a los condenados a muerte se les otorgaba fumar un último cigarro antes de ser fusilados. Al estar amarrados de las manos los condenados solo podían “chupar” el cigarrillo hasta que este se consumiera en su totalidad. 

Es por ello que dicha frase, en nuestro país es sinónimo de muerte, ¡ya chupó Faros! es decir, ya murió. 

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