FICYN COMUNICACIÓN & NOTICIAS 

Junto con otros dos compañeros se ha realizado una pequeña investigación para analizar a qué se debe el rechazo o la aceptación de las personas que se dedican a limpiar parabrisas en los altos de los semáforos y una intervención con el fin de ponerse en los zapatos de los limpiaparabrisas y ofrecer una forma diferente de “limpiar parabrisas” y de obtener dinero. 

Cada quien entrevistó a 20 automovilistas respecto a la percepción que tenían de los limpiaparabrisas y en conjunto se realizó la intervención, y en el crucero de la ciudad se pretende limpiar los vidrios de los autos con botellas llenas de agua y una franela en mano. 

Algunas de las preguntas que les hicimos a 20 personas fueron: 

¿Manejas?, ¿qué piensas de un limpiaparabrisas?, ¿te han limpiado los vidrios de tu auto?, ¿Te gusta que lo hagan?, ¿Respetan tu decisión (en caso de decir que no)?, ¿te has peleado con alguno?, ¿Les das dinero?,  ¿Has hablado con alguno más allá de la platica de “¿se lo limpio? Si/no”?. 

La mayoría de las respuestas fueron muy similares: 

Todos, contestaron que sí manejaban. 

Las impresiones fueron: 

* Las personas que se dedicaban a limpiar vidrios eran personas flojas, probablemente drogadictas y que usaban el dinero para drogas, que podían dedicarse a un trabajo decente, que eran unos irrespetuosos u holgazanes. 

* Todos dijeron que si, muchas veces les han limpiado los vidrios. 

* Sólo dos personas dijeron que, si les gustaba que se los limpiaran, ya que siempre los traían sucios. 

* Todos dijeron que en ocasiones si respetaban si decían “no”, pero que era rara la vez que esto sucedía. 

* Nadie dijo haberse peleado con algún limpiaparabrisas. 

* 17/20 persona dijeron que sí les daba dinero. 

* Ninguno ha entablado una conversación externa a la situación de limpiar los vidrios. 

En la actualidad ser limpia-parabrisas (ser comerciante ambulante) es etiquetado como trabajar de forma ilegal, denominándolo también como “comercio informal”, adquiriendo una etiqueta estigmatizante y negativa, siendo muy poco aceptados e inclusive siendo víctimas de agresiones. 

A pesar de tener años existiendo, México no reconoce esta labor como parte de un trabajo “digno” o “formal”, ya que no cuenta con una regulación por parte del gobierno, no existe algo que lo rige ni que lleve el conteo de cuantos trabajadores son, el ingreso con el que cuentan ni su jornada laboral. 

El ser limpiador de vidrios se podría decir que es ser un trabajador y jefe de su propio tiempo, administrando sus horarios y decidiendo dónde y con quien trabajar, no aceptan el sometimiento del gobierno, por lo tanto, son un peligro, desestabilizan la funcionalidad y el control que gobierno desea tener de los cuerpos y sus tiempos. 

Este tipo de labores es muy despreciado por una gran parte de la población, siendo considerado como trabajo denigrante y que sólo cierto tipo de personas (el “pobre”) trabaja de esta forma, pero si se analizaran las jornadas laborales y las actividades que las empresas ofrecen, se podría decir que ese trabajo también llegaría a ser indigno; la gente llega a trabajar más horas al día que horas para dormir, durante 6 días a la semana y realizando actividades que no les gustan por un salario mediocre. Digno sería trabajar con un horario justo, días de descanso y realizando actividades que les ayuden a mejorar su autoestima y se sientan útiles laboralmente hablando. 

Al momento de la necesidad económica y del deseo de obtener una mayor cantidad de dinero el trabajo “indigno” sería bien aceptado, la única diferencia podría ser el estar regulado o no por el gobierno. 

No existe sólo un limpia-parabrisas, existe toda una comunidad unida, reconocida socialmente, son parte de la sociedad y no pueden ocultarla, dicha alianza posee un poder para reclamar lo público de un modo no codificado por una ley institucional y que nunca podrán hacerlo. 

El trabajo ambulante se vuelve una manifestación anarquista en contra de la ley establecida para que el trabajo se haga de cierta forma y bajo ciertas reglas, con observación, regulación y por lo tanto control. Tomar la calle y hacer uso de su libertad y de su cuerpo para explotarlo y hacer lo que quieren y no lo que les imponen, obtener fuerza y unión por parte de la alianza generada, es generar empoderamiento social; son acciones que van reconfigurando los espacios públicos y el papel de la política. Ya no sólo es un espacio por el cual los automovilistas transitan, sino que ahora es un área de trabajo. 

La imagen de un limpia-parabrisas es de alguien sucio, pobre, con una mayor necesidad económica, el trabajador se transforma y juega el papel de un personaje que no necesariamente tiene que ser la realidad que vive fuera de su “área de trabajo”, la imagen del automovilista es de alguien económicamente más pudiente, con mayores libertades y autoridad (aunque esta puede ser una trampa, no necesariamente manejar el auto hace a la persona rey de la calle). 

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