La pobreza es una actitud, es la actitud de desperdiciarse a sí mismo. El pobre desperdicia su tiempo, desperdicia sus ideas… y termina desperdiciando su dinero. La pobreza ni empieza, ni termina con el dinero, sino contigo. 

La forma en cómo te tratas, define como la riqueza te va a tratar. Una vez una mujer me dijo: “como es la habitación en la que duermes, así suele ser tu vida. Como está tu ropero, así suele estar tu vida. Como está tu cama, así suele estar tu vida.” Hace poco escuché que alguien dijo, con acierto, que “las cosas se parecen a sus dueños.” 

Tu auto se parece a ti, tu ropa se parece a ti, el barrio en el que vives se parece a ti y a tus vecinos, tu celular se parece a ti, tu computadora se parece a ti. 

No hablo de un parecido físico, sino del intangible: una persona limpia tiene cosas limpias; una persona ordenada, tiene cosas ordenadas. 

Creo que la persona que quiere hacer mejoras consistentes en su vida, empieza paso a paso, de menos a más. Corrigiendo pequeñas actitudes, pequeñas acciones. 

Hace años fui a entrevistar a una empresaria ya mayor. La mujer tiene fama de haber tenido una enfermiza ética de trabajo, gracias a la cual construyó un poderoso negocio que hoy administran sus hijos. “Mira – me dijo mientras sacaba su monedero- el dinero hay que administrarlo como si fuese medicina. No hay que cuidarlo, hay que valorarlo y respetarlo.” Luego, al terminar la conversación, la mujer – que camina con bastón en mano – me pidió que la acompañe a su oficina, ubicada a dos cuadras de su casa. En la esquina nos detuvimos para esperar a que el semáforo cambie de luz. Cuando los números en rojo indicaban que faltaban escasos dos segundos para la luz verde, un reducido grupo de personas se disponían a cruzar. Apurados, casi en automático, caminaban para ir al otro lado de la calle. “Eso es peligroso – me dijo la señora – nunca se debe cruzar ni bien cambia la luz, se tiene que esperar a que primero los carros se detengan.” Entonces reparo en ese detalle: la señora no confía en la luz verde, a penas la ve como una referencia: ella espera a que los carros se detengan. Ese es un rasgo previsor que se extiende al resto de áreas de su vida. Porque, recuerde, como eres en algo, eres en todo. 

La riqueza es producto del orden, de la previsión, de la limpieza, del respeto al tiempo, de la confianza en uno mismo. No eres rico porque tienes un millón de dólares en la mano, al contrario: puedes tener un millón de dólares en la mano como resultado de ser rico. Esto que voy a decir suena duro y por eso lo escribo con cargo a las críticas: la mayoría de gente con mentalidad de pobreza es sucia, desordenada, son impuntuales, no valoran su tiempo y por eso muchas veces lo desperdician consumiendo televisión basura. Gastan lo poco que tienen en una cerveza, y nunca en un libro. Como ve, no son pobres por el sueldo o por el trabajo que tienen, sino por la forma en cómo se tratan a sí mismos. 

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